“Nunca me he definido con una etiqueta sexual”
Lo conocimos gracias a “La Casa de las Flores” y nos enamoramos perdidamente de él. Pero claro, tener a menos de un metro a Darío Yazbek (30 de noviembre de 1990 en Ciudad de México, México) es un sueño hecho realidad. Y no es que fuese un groupie más, pero casi. Claro está que en las distancias cortas esa sonrisa se ve acentuada y la sabiduría se eleva a la máxima potencia.
Ante mí me he encontrado a un alma que quiere ser más libre, que se resiste a ser una etiqueta y que lucha porque la sociedad entienda que hay diferentes masculinidades. Así que hay que grabarse a fuego estas tres afirmaciones: Los hombres también lloran, los hombres son sensibles y a Darío Yazbek hay que quererle como imperativo.
SIN ETIQUETAR
“No me gusta la gente que no asume la culpa”
¿Cómo ha sido el rodaje de “No voy a pedir a nadie que me crea”?
El mejor en el que he estado hasta ahora tanto por el proceso creativo de encontrar lo que estábamos haciendo, como el equipo que era maravilloso. Disfruté muchísimo el proceso. Había como una cosa muy interesante que era una fluidez, un nivel de profesionalismo muy bueno y también había muchas ganas de que esto funcionara.
¿Cómo es Juan Pablo Villalobos?
Es todo lo que te imaginas que es cuando lees sus libros. Es gracioso, hiper inteligente, articulado y muy cercano.
¿Se parece a ti?
Me gustaría parecerme a él. Me gustaría tener ese nivel de conocimiento y de sabiduría. Le puede hablar a cualquier persona, puede interactuar con cualquiera sin que la otra persona se sienta de menos. Habla desde una cuestión muy simple, pero con una complejidad muy amplia, y ese es un talento realmente que muy pocos tienen.
¿En qué género te ves más?
He podido hacer de todo y ver los distintos universos y a mí me llama la comedia. Siempre he tenido una especie de inclinación hacia la comedia, pero depende mucho del tratamiento, como lo lleva a cabo el director y la historia misma.
¿Qué te gustaría que fuera lo próximo? ¿con quién te gustaría trabajar?
Me está llamando mucho la idea de una comedia romántica, me encantaría hacer un melodrama, tipo “The Notebook”.
¿Te gustaría parecerte a Ryan Gosling?
¿A quién no? Es un gran actor, muy guapo y es muy simpático. Me encantó lo que hizo de Ken…
¿Con qué director te ves?
Los Javis me fascinan. Me gusta mucho como trabajan, con mucha libertad entendiendo que es una exploración.
¿Alguien internacional?
Los hermanos Coen… Estoy hablando desde la fantasía.
¿Cómo llevas las malas críticas?
Nunca es fácil y al principio era el crítico más duro conmigo. Pero vas aprendiendo…
¿Tienes miedo a que te dejen de llamar?
Claro, como a todo actor.
¿Cómo lo llevarías?
Me pegaría mucho en el ego, pero también he aprendido mucho que también el enojo que pueda sentir o la frustración que pueda sentir puedo convertirla en otra cosa. Crearía mi propia película.
¿Cuál es el nivel de ego de Darío?
Te diría un 75%. He aprendido a desprender mucho y no dejarlo que me lleve. Me doy cuenta cuando el ego es el que está hablando.
¿Cómo te sientan las buenas críticas?
Es un subidón, muy similar a una droga porque es una cierta adrenalina, estás un poquito elevado y todo es felicidad.
¿Cómo es la resaca de la droga?
Es un silencio que conlleva un duelo. No le importas a nadie y ese momentito es un duelo muy interesante y baja el ego.
¿Te han decepcionado mucho?
Esta carrera está muy construida sobre la decepción. Es una relación muy tóxica la del mundo del cine.
¿Con qué sueñas?
Con más libertad para mí.
¿No tienes libertad?
Mucha, pero no quiero que pare, quiero seguir creciendo en eso.
¿Qué te coarta tu libertad?
El ego. Porque el ego quiere verse de cierta manera ante ciertas cosas, en ciertas personas, en ciertos entornos y creo que el mismo ego es lo que te constriñe.
¿Cuándo fue la última vez que tuviste una gran dosis de ego?
Hace como un año está filmando una peli y el personaje era un subidón de ego, de energía, de adrenalina y de todo. Estaba en una especie de tobogán de ego muy fuerte, me estaba ayudando a disfrutar lo que estaba pasando. Estaba haciendo una película en Nueva York con actores impresionantes.
¿Cómo vives tu propio desnudo?
Lo disfruto un montón. Cuando empecé a trabajar en todas las películas que hacía tenía una escena de masturbación y ahora en casi todas tengo un trío.
¿En tu vida personal haces trios?
Me divierto.
¿Crees que las plataformas de streaming son el enemigo del cine?
No, pero creo que tiene haber un entendimiento mutuo de que somos una misma industria. En el momento de la aparición del streaming fue una disrupción para los cines, fue una amenaza y entraron en esa pelea rara de ver quién la tiene más grande. Pueden convivir y pueden trabajar en conjunto.
¿Lloras mucho?
Sí, soy muy llorón.
¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
Ayer. Iba caminando y no sé qué me entró en la cabeza y empecé a llorar. Soy muy llorón para bien. Mucha gente le tiene mucho miedo a que los hombres lloren, para mí al final del día es más sano.
¿Cómo eres?
Me gusta mucho observar e ir soltando poco a poco información de quién soy. Mucha gente lo toma como retraído o tímido, pero es para tener la información y tener la pelota sobre mi tejado.
¿Es difícil que llegues a confiar en alguien?
Sí, soy muy desconfiado.
¿Por qué?
Pregúntale a mi terapeuta.
¿Te han traicionado mucho?
No, no me han traicionado tanto. Soy muy intuitivo y puedo leer muy rápido a la gente.
¿Qué es lo que menos te gusta de una persona cuando la conoces?
La vibra. Si me da mal rollo no puedo y me cuesta mucho darle la vuelta a eso y pocas veces me equivoco.
Si ahora mismo pongo un agujero pequeñito en tu habitación, ¿qué estaría viendo?
Posiblemente organizándola. Soy bastante ordenado y me gusta mucho leer. Ahora mismo estoy leyendo un libro que se llama “El Atlas del IA”.
¿Cómo vives tu espiritualidad?
Entregado a saber que hay algo más allá más grande que yo y que hay cosas que no podemos ver y que no podemos sentir que existen. Ahí donde está la fe.
¿A qué le tienes miedo?
A dejar de ser libre en mis términos.
¿Qué te hace feliz?
La vida cuando pasa. A veces en retrospectiva porque pueden ser momentos dolorosos y difíciles, pero me da mucha felicidad el saber que estuve ahí y ahora estoy bien.
¿Sufres mucho por amor?
Sí, soy muy romántico.
¿Cuándo fue la última vez que te rompieron el corazón?
Hace año y medio. Decidimos en conjunto terminarlo porque no estaba yendo a ningún lugar, pero la separación me costó. Me di cuenta que traía otros temas que no había trabajado.
¿Trabajas mucho en terapia?
Sí. Hago mucha terapia. Ahora estoy en una terapia fuerte porque me tocaba trabajarlo. No me imagino mi vida sin terapia. He aprendido muchas cosas de mí, a confrontar muchas cosas, ser muy valiente al respecto y a aceptarme de muchas maneras que tal vez no lo hacía antes.
¿Cómo seduces?
Me he dado cuenta que soy malo seduciendo porque cuando estoy frente a alguien que me gusta se me olvida la parte más controlada de la situación, no tengo este tercer ojo que está viendo a la situación, hay veces que para seducir uno tiene que tener un poquito más de abstracción, y no leo guiños. Aunque creo que eso también es seductor en su cierta manera.
¿Qué no volverías a hacer nunca?
Estar en una relación donde no esté al 100%.
¿Qué es para ti el amor?
Sufrimiento. Es el momento de compartir, que hay algo un poco más allá y que estás acompañando en ese camino que da terror existencialmente hablando.
¿Es difícil conocer a Darío?
Sí, pero creo que no es difícil leerme.
Algo que no soportes de ti mismo.
Que me dejo llevar de repente por emociones y no lo puedo remediar.
¿Tienes carácter?
No parece, pero sí. Lo he aprendido a masajear. Soy muy tranquilo, pero si hay ciertas cosas que tocan unos hilos que me encienden.
¿Qué cosas?
Las faltas de respeto y que me hablen mal. No me gusta la gente que no asume la culpa, las faltas de madurez…
¿Te consideras maduro?
Sí, ahora sí puedo decirlo.
¿Fama o dinero?
Poder. Creo que el poder es más importante que lo demás.
¿Cuánto poder te gustaría tener?
Primero el poder sobre mi decisión y lo que quiero hacer.
¿Fantasías sexuales?
Sí, pero no lo voy a decir porque podría generar controversia en este momento... ¿Los uniformes?
¿Cuál es la peor experiencia que has tenido en tu vida?
Cuando falleció mi abuela y no pude acudir a su funeral porque me quedé atascado en el aeropuerto de Londres.
¿Qué es la censura?
Es el miedo a ver la realidad de las situaciones.
¿Te has sentido rechazado?
Sí, de distintas formas, pero también me he dado cuenta que el primero que se rechazaba era yo y que esa actitud y ese comportamiento fue aprendido a partir de otro rechazo. Cuando me di cuenta me volví más libre, porque primero me perdoné a mí mismo. A partir de eso sabes donde el rechazo ya no puede entrar en esa puerta porque trazas una línea.
¿Hay algún activismo social en el que te gustaría verte involucrado?
En la cuestión de las masculinidades porque no considero la masculinidad como se entiende hoy en día. No soy el típico hombre en ese sentido.
¿Te gustaría serlo?
Hablando del rechazo, claro, porque es una cierta cuestión de hegemonía, me han condicionado a creer que está bien ser de esa forma, y que ser como soy yo no está bien, que ser un hombre sensible no está bien.
¿Te gustaría sentirte más aceptado?
Obvio, a todos. Pero luego empiezas a entender que tienes que existir desde un lugar propio. Es un activismo a trabajar esta cuestión de las masculinidades ya que es entenderse dentro de una estructura patriarcal.
¿Crees en las etiquetas sexuales y sociales?
No. ¿Quién sabe? ¿Qué te define? Es muy complicado. ¿Qué te define? ¿Cuántas experiencias te definen? Yo nunca me he definido. Nunca me he entendido tampoco dentro de ninguna etiqueta.
¿Te gustaría entenderte dentro de una etiqueta?
No, no.
¿Qué cambiarías del mundo?
La falta de diálogo o de no escucha.
Si ahora mismo te doy un altavoz enorme para hablar a todo el mundo, ¿qué dirías?
Diría que si seguimos igual se va a acabar el mundo.
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