La vida es un viaje entre la infancia y la madurez, dos etapas donde la autenticidad florece con fuerza. De pequeños, somos naturalmente nosotros mismos, sin filtros ni máscaras, porque no sabemos ocultar nuestras diferencias. Luego, al alcanzar la madurez, la autenticidad resurge con una intensidad nueva. Las arrugas cuentan historias, y la sinceridad se convierte en un hábito, una forma de ser que ya no busca complacer a nadie más que a uno mismo.
A veces, esta franqueza se tacha de excentricidad, pero en realidad es pura autenticidad. Es el momento en el que dejamos de lado las expectativas de los demás y abrazamos nuestra esencia con total libertad. Ser auténtico no es ser diferente, es ser genuino, sin disculpas ni justificaciones. Es el reflejo de un alma que ha aprendido a valorarse, que se muestra sin miedo y se celebra por lo que es, tal como es.
TEAM
Photography @carlafusterphotography
Styling @elizabethwolfedesign
Make Up @beliperez.mua
Model @gusstuyck
Agency @dearsociety.mgmt
BRANDS
Mariana Maass Diaz Lozano, Yyanchapanta , Gabriellesefton
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