Su fallecimiento se produjo en París, de forma inesperada. Como casi todo lo que hizo en su vida Thierry Mugler. El modisto futurista por excelencia reinó en la década de los 80 donde la modernidad era un arte. Tal fue su repercusión que Madonna, Beyoncé, Lady Gaga o Kim Kardashian se rindieron a sus pies.
Mujeres sacadas del espacio exterior (La dama ciborg FW 1995), atrevidas y sensuales. Ese era el mantra de Thierry Mugler antes de crear obras de arte. Y bajo ese manto creaba la indumentaria para esta nueva división de mujeres empoderadas que no querían ser vistas como flores delicadas. Los conjuntos de Mugler mostraban hombros anchos, líneas angulosas y colores vibrantes que se inspiraban en las glamazonas de Hollywood y en el new look de 1947 de Dior. “Yo siempre pensé que la moda por sí misma era insuficiente y que tenía que ser mostrada en su entorno musical y teatral”, dijo en una ocasión Mugler.
Nacido en Estrasburgo en diciembre de 1948, estudió ballet mientras se dedicaba a crear moda como mero pasatiempo. Llegó a París a los 20 años con el sueño de ser bailando, pero el destino le tenía preparada otra jugada. Allí creó su marca Café de Paris en 1973 y después su firma definitiva, Thierry Mugler.
Para Mugler el significado de ser un diseñador iba ligado a la teatralidad, la ciencia ficción y la sexualidad subversiva. Una forma de arte que veía aunada con su otra gran pasión, la danza. “La danza me enseñó mucho sobre la postura, la organización de la ropa, la importancia de los hombros, el juego y el ritmo de las piernas”, comentó Mugler.
Fue un fiel defensor de derribar los conceptos sociales del buen gusto o del mal gusto. Un claro ejemplo fue su abusivo uso del PVC, anteriormente solo asociado al sadomasoquismo, ahora considerado por el diseñador como una tela elegante y básica: “Me recuerda la piel con su brillo y nitidez”
Pero Mugler fue mucho más. A parte de ser uno de los diseñadores con más arte en la moda, la creatividad se extendía a una puesta en escena onírica y llamativa. Consiguió que todas las miradas se centrasen en cada uno de sus desfiles como si de un evento global se tratase. En la celebración del 20 aniversario de la marca, en 1995, montó un espectáculo memorable en el Cirque d'Hiver, con la participación de las grandes modelos, como Jerry Hall, Naomi Campbell, Eva Herzigova y Kate Moss.
“No hice ropa porque buscara algo que no existe. Tenía que tratar de crear mi propio mundo”. Y tanto que lo hizo.
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