¿Lo chic se convierte en aburrido? Proenza Schouler FW23 nos ha mostrado más de lo mismo. No ha perdido la compostura ni si quiera se le ha movido la pestaña del rostro. ¿Lo mejor de todo? Ver a Chloë Sevigny sobre la pasarela.
Ha sido una colección de imprescindibles, de básicos que no pierden la elegancia. Todas las prendas dotan de sofisticación cada uno de los outfits, pero hay queda todo. No ha majestuosidad ni descontrol. Cabe destacar como el terciopelo hace varias apariciones llamativas con un vestido maxi entallado de manga larga en un impactante tono cobalto, que se une a una opción a rayas en marrón intenso. Por otra parte, un lujoso abrigo en blanco y negro debe su brillo al acogedor tejido, todo muy Cruella de Vil vibes.
La comodidad también reina en la pasarela donde los trajes grises portan mantas y almohadas de punto. Suntuosos conjuntos blancos compuestos por blazers oversize y faldas largas apenas se sujetan con una simple cuerda de cuero, exudando pura energía de protagonista. Un deslumbrante abrigo de piel amarilla destaca en una colección por lo demás neutra, que nos deja con ganas de saber más. La palabra que podría resumir este desfile es anodino.