DIORIVIERA 2025: Un verano que se viste y se habita

Dior vuelve a conquistar el verano. Con DIORIVIERA 2025, la maison reinventa su universo estival en una propuesta que va más allá del vestir: se convierte en una forma de vivir.

Prendas y objetos para el hogar dialogan en una misma sintonía estética, dando forma a una experiencia sensorial donde el lujo se posa con ligereza sobre piel, muebles y atmósferas.

Para celebrar el lanzamiento de la temporada, Dior ha transformado boutiques seleccionadas y pop-ups alrededor del mundo en paisajes oníricos. Escenarios inmersivos inspirados en jardines tropicales cobran vida con elefantes, jirafas, tigres y palmeras de ratán, tejidos a escala real. Estas criaturas fantásticas son una expresión tridimensional de los motivos que recorren la colección: Toile de Jouy Sauvage y Palms.

Desde la histórica 30 Montaigne hasta Shanghái, y en destinos dorados como Ibiza, Bodrum o D-Maris, Dior despliega su universo veraniego entre estructuras de bambú y ratán, flotadores con formas de fauna salvaje, y travesías a bordo de barcos Dior Riviera. Una invitación al viaje, a la pausa y a la celebración estética del calor.

El ícono reinterpretado de la colección es el clásico Toile de Jouy, que esta vez se presenta en versiones frescas como Sauvage y Palms. Los motivos aparecen en vestidos de seda vaporosos, ponchos, toallas y accesorios de culto como el Lady D-Lite y el Dior Book Tote. La paleta de colores —turquesa oceánico, coral ardiente y arena dorada— evoca días eternos al borde del mar. Las sandalias Dioract, las D-Sand y las zapatillas Lucky completan los looks estivales, mientras que sombreros de rafia y joyería inspirada en el mar aportan el gesto final de delicadeza.

La propuesta se extiende al universo del hogar con Dior Maison, donde la estética Riviera encuentra su eco en muebles de ratán, mesas auxiliares adornadas con el emblemático cannage, cojines estampados y piezas decorativas. Palmeras de cerámica firmadas por Jean Roger, jarrones de la histórica Manufacture des Émaux de Longwy, y candelabros pintados a mano completan una narrativa de detalles preciosistas y savoir-faire atemporal.