Con el auge de las prendas handmade, como las prendas de punto de Tom Daley que se hicieron virales o los coloridos bucket hat de ganchillo que prometen ser un must have durante temporadas venideras. Aunque era solo cuestión de tiempo que una nueva tendencia pasada se nos presentase como por arte de magia, el pasamontañas o balaclava. Y si no nos crees haz scroll en tu Instagram.
Es un accesorio ajustado y a menudo de punto que cubre la cabeza, el cuello y los hombros. Su origen se remonta a la Guerra de Crimea, en la década de 1850, y ayudaba a los soldados a combatir las gélidas temperaturas de los brutales inviernos rusos.
No fue hasta el pasado 2018 que se abrió paso en la pasarela en los desfiles de Calvin Klein y Gucci. Después de desaparecer de nuestro radar más trend durante los años pandémicos, ha vuelto este 2021 gracias a firmas tales como Miu Miu, Eckhaus Latta o Marine Serre.
Según la plataforma mundial de búsqueda de moda Lyst, los pasamontañas y las capuchas de punto son el último grito en internet. El clic de compra es un non stop. Tanto es así que Klarna informó que se produjo un aumento del 498% en esta prenda icónica. Hasta el gran Hedi Slimane incluyó en su colección más reivindicativa de Celine este complemento pasado por una revisión del concepto. Mucho más parecido a una revuelta medieval que a un atraco a mano armada.
Y es que lo que nos queda claro es que un balaclava consigue su objetivo de estilismo, pero también tiene discurso y es una declaración de intenciones. Va más allá de ser un elemento decorativo. Su regreso en 2021 ha conseguido derribar los códigos de vestimenta y quiere trasladarse a la calle. El tiempo dirá si 2022 es más de verdugos o de víctimas.
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