top of page
Buscar
  • Foto del escritorEmi Polizzotto

El de-influencing o cómo Mikayla Nogueira nos hace dudar de la honestidad de los ‘tik-tokers’

El escándalo de la famosa influencer no solo pone en duda la credibilidad de los creadores de contenido, si no la gran cantidad de dinero que invertimos en productos que se vuelven virales.

El cuento comienza así. El pasado 24 de enero, Mikayla Nogueira, una de las figuras más conocidas de TikTok, publicó un vídeo en colaboración con L’Oréal para promocionar su máscara de pestañas Telescopic Lengthening Lift Mascara.


En él se ve a la influencer aplicando dos capas de máscara –todo normal hasta aquí-, y en la siguiente toma, ¡sorpresa!, sus pestañas se han multiplicado. El vídeo va acompañado del claim These are the lashes of my dreams! (estas son las pestañas de mis sueños) y ella misma afirma que el producto en cuestión le ha cambiado la vida. Pueden juzgar ustedes mismos, pero la transformación es impresionante. ¿Demasiado para ser obra exclusivamente de una máscara de pestañas?


En poco más de una semana, más de 50 millones de personas han visto el vídeo y es justo decir que gran parte de su audiencia se sintió ofendida y engañada. Mikayla, tras unos días de silencio absoluto, ha seguido subiendo vídeos como si nada hubiese ocurrido. El escándalo ahora tiene su propio hashtag, #LashGate y acusan a la influencer de hacer lashlighting a sus seguidores, haciendo un juego de palabras con el término ‘gaslighting’.


Otros muchos creadores como Jeffree Star y James Charles, que titula su vídeo ‘Una reseña NO pagada de la máscara ​​Telescopic de Loreal’, se han pronunciado al respecto, apoyando la obligación por parte de cualquier prescriptor de ser honestos en toda review de producto, independientemente de que el contenido esté o no patrocinado.






Todos estamos de acuerdo en que el #LashGate sólo se trata de una máscara de pestañas, pero parece ser que la sinceridad se está convirtiendo en una cualidad difícil de encontrar en la esfera beauty. ¿Prima hoy en día pagar las facturas antes que ser fiel a la confianza de tus seguidores? Esta pregunta nos lleva al término que se ha hecho más que viral en las últimas semanas, el de-influencing, un movimiento en el que los creadores de contenido hablan sobre productos virales que no les gustan y que no recomiendan. Desde luego, un giro inesperado para las firmas cosméticas.




Este movimiento nos recuerda, sobre todo a los millenials y zetas, que no todos los productos que se vuelven virales valen realmente lo que cuestan, y que tampoco seremos más felices por tenerlos. Por tanto, ¿es real que experimentamos el famoso FOMO (Fear Of Missing Out) y nos sentimos casi obligados a sacar la tarjeta de crédito cuando un producto inunda las redes? La respuesta suele ser afirmativa, sobre todo cuando lo anuncian nuestras personas favoritas, cuya opinión vale, literalmente, su peso en oro para marcas y consumidores.

bottom of page