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El showrunner de la serie LGTBIQ+, HEATED RIVALRY, no quiere hablar sobre la sexualidad de sus protagonistas

Heated Rivalry salió al mundo el 28 de noviembre y, en cuestión de horas, el internet queer ya había coronado la serie como su nuevo deporte nacional. Todos en combustión espontánea con el romance clandestino sobre hielo entre Connor Storrie y Hudson Williams.


 

Dos actores con química criminal, una serie abiertamente queer y un fandom cronificado en el hábito de diseccionar vidas ajenas… ¿qué podía salir mal? Todo.

 

La maquinaria del “¿pero son gays en la vida real?” vuelve a arrancar. Mientras el público celebraba las escenas que harían sonrojar hasta a una sauna berlinesa, otros ya estaban excavando en la vida privada de los actores como si fuese patrimonio nacional. Y entonces entra Jacob Tierney —showrunner, guionista, probablemente terapeuta involuntario del elenco— diciendo básicamente: basta. Un nadie puede preguntar la orientación sexual en un casting. Tierney lo ha dejado claro: la vida privada no está en venta.

 

La historia: sudor, hielo y ocho años de negación: Basada en la novela de Rachel Reid, la serie sigue a Shane e Ilya, dos capitanes, dos enemigos, dos adolescentes confundidos que empiezan una aventura secreta a los 17 y acaban atrapados en un romance de ocho años que es amor, guerra, deseo y cobardía a partes iguales.

 

 

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