INTERVIEW w/ VIKINA: “Me duele ver tanto odio en el mundo”
- Pablo Aragón Blanco

- 1 jul
- 7 Min. de lectura
Cantante, compositora, actriz y mujer imparable, Vikina está redefiniendo lo que significa ser latina en la música electrónica. Con raíces cubanas y ecuatorianas, esta artista de Miami está rompiendo esquemas con su sonido único.
Próxima a convertirse en mamá, Vikina equilibra sus sueños y su vida con una tenacidad implacable y una visión clara: hacer música desde la verdad, romper barreras y abrir caminos para nuevas voces latinas.
Vikina nos abre su corazón. Nos cuenta sobre el poder de la música como terapia, sus batallas con relaciones tóxicas y su lucha por la salud mental y la igualdad. Unos momentos en los que hemos visto la emoción en sus ojos y en su alma. Vikina, con todos ustedes.
“Tuve una relación súper tóxica y abusiva”
RELENTLESS

“Quiero tener un hit número uno, no por la fama, sino por el dinero que eso me permitirá para seguir haciendo arte”
¿Quién es Vikina?
Vikina es una cantante, compositora, actriz, una mujer influyente, hermana, hija, novia… ¡y pronto seré mamá!
¿Cuándo será eso?
Estoy embarazada y daré a luz en octubre. Es un cambio muy lindo que estoy viviendo. Lo más bonito es que estoy cumpliendo mis sueños al mismo tiempo que me preparo para ser madre. Nunca me imaginé que estas dos etapas tan grandes se cruzarían. Uno hace planes para su carrera y su vida, pero como dicen: uno planea y Dios se ríe. Estoy viviendo una felicidad simultánea, más linda de lo que alguna vez soñé.
¿Qué viene próximamente en tu carrera musical?
He estado trabajando en un nuevo género emergente: la música electrónica latina. Soy una chica de Miami y desde muy joven supe que lo mío era estar en el escenario. Siempre amé la música, y ese “high” del escenario me impulsó. Pero encontrar mi sonido me tomó tiempo. Tengo raíces cubanas y ecuatorianas, y siempre trataban de encasillarme: "Haz salsa porque eres cubana" o "Haz cumbia porque eres ecuatoriana". Pero nunca sentí que esos géneros me definían. A mí siempre me gustó la música dance: Lady Gaga, Britney Spears, pop. Me preguntaba por qué hacer música en español tenía que limitarse a lo que ya se conoce como “latino”. Yo quería hacer música electrónica, en español, y me tomó tiempo tener la seguridad para lanzarme por ese camino.
¿Cómo ha sido ese proceso?
Ahora, junto a otros artistas, estoy en un movimiento muy especial. Los latinos estamos marcando tendencia, explorando géneros más allá de la salsa, el merengue o el reguetón. Mi primer sencillo como Vikina fue una bachata mezclada con trap. Siempre me ha atraído esa fusión entre los sonidos latinos y los americanos. Hoy con la música electrónica latina siento que encontré finalmente mi sonido. Al principio no era el momento, pero ahora sí lo es. Incluso los Latin Grammy reconocieron el género, ¡una locura total!
¿Qué significa para ti “Caliente”?
Es muy especial. “Caliente” es un tema con un DJ legendario del Latin House. La canción "Curazao" suena hace más de 25 años y sigue vigente. Es como un regreso a mis raíces latinas, pero dentro de un sonido electrónico. La canción mezcla guitarra española con ritmos súper latinos. Es una fusión tropical, divertida, ideal para el verano, Ibiza, la playa, las fiestas... No es una canción introspectiva como otras de mi disco, donde cuento historias personales. Aquí el foco es sonoro, en la fusión musical. Me siento honrada de trabajar con Jerry Ropero, una leyenda del Latin House.

¿Quiénes son tus mayores inspiraciones?
Gloria y Emilio Estefan. Estoy trabajando con ellos ahora, así que ¡nuevas metas en camino! También admiro a Karol G por su autenticidad y cómo ha manejado su carrera. Siempre idealicé a Shakira por lograr éxito en los mercados latino y americano. Yo, como mujer bilingüe, me inspiro mucho en eso.
¿Cuál ha sido la anécdota más loca que has vivido?
¡Uff! Que personas como Pitbull y Emilio Estefan —a quienes admiré toda mi vida— me conocieran. Siempre me decían que Emilio tenía que conocerme, que él lanzaría mi carrera. Pitbull también, siendo un ícono de Miami. En los últimos dos años lo logré. Firmé con el equipo de Pitbull. Logré una nominación al Latin Grammy, que fue un sueño desde siempre. Para los artistas, eso es como nuestro título universitario. Y justo esa misma semana me llamó el equipo de Emilio Estefan para invitarme al estudio. Yo estaba súper nerviosa, le conté que siempre soñé trabajar con él, ganar un Grammy y caminar en Miss Universo. ¡Y me dice que él está produciendo la música para Miss Universo! Llamó a NBC y Telemundo, y en una semana estaba en un avión a México cantando con la ganadora. ¡Tres de mis sueños más grandes se cumplieron en una sola semana! A veces no me lo creo.
¿Le tienes miedo a las críticas?
Claro que duelen, pero miedo no. Sé que vendrán. Hay un dicho en inglés: If you don’t have haters, you’re not doing anything right. En español es algo como: “Que hablen bien o mal, pero que hablen”. Es parte de la fama, no se puede evitar.
Resúmeme tu vida en una palabra.
Un maratón.
No me he rendido. Desde los seis años corro detrás de este sueño. He desarrollado resistencia. Me identifico con la palabra relentless, que en español sería algo como implacable. ¡Me la quiero tatuar!

¿Cómo te ves ahora en comparación con antes?
Soy muy tenaz. Con tantos “no”, tantas subidas y bajadas, sigo creyendo en mí, en Dios y en su plan. Ya no creo en la suerte. Creo en la estadística: si lanzo suficientes canciones, una va a pegar. Antes, a los 20, tenía ansiedad por “el hit”. Pero eso solo crea música desde la desesperación. Ahora, a mis 30, me siento más plena, más segura. Creo arte desde un lugar sano, con historias reales, como una mujer hecha y derecha. Y creo que eso se transmite.
¿Qué te hace feliz?
Montarme en un escenario. Me encanta hacer música y encerrarme en el estudio por horas grabando, pero lo que realmente amo es estar en una tarima, olvidarme de todos mis problemas —de dinero, de hombres, de lo que sea— y desahogarme bailando, sintiendo esa energía. Eso me hace súper feliz. Además, me gusta la repostería, hago mi sourdough en casa. Soy Virgo, aunque no siempre me había identificado con ese signo porque tengo mucho Leo en mi carta astral, pero ahora estoy internalizando más mi lado Virgo y me siento más femenina y maternal haciendo esas cosas.
¿A qué le tienes miedo?
Me da miedo no tener la oportunidad de lograr todo lo que aún sueño. Me da miedo el cambio que viene con ser mamá, porque sé que ese amor y esa obsesión de madre me va a llenar mucho y ya me está cambiando lo que me importa. Antes me preocupaban cosas pequeñas, como si una canción no salía en la fecha prevista, pero ahora, construyendo un bebé y mi familia, esas cosas me importan menos. Y eso también me da miedo porque para lograr lo que he logrado, he tenido que ser tenaz, implacable... y ahora siento que tengo que balancear eso.
¿Qué no harías nunca?
Nunca diría que no haría algo. Haría de todo por lo menos una vez, quizás dos para estar segura.
Cuando conoces a una persona, ¿cuáles son los valores que más te importan?
La lealtad, porque soy súper fiel. Es algo muy importante para mí. La comunicación eficiente también es clave, porque yo tengo esa capacidad, pero cuando alguien no la tiene me frustro. Y que disfruten la vida, porque estamos todos viviendo en una simulación, la vida no es tan seria.
¿Dinero o fama?
Dinero, diez veces dinero. No me interesa tanto la fama. Quiero vivir de mi música, vivir una vida creativa sin la ansiedad de preocuparme por el dinero. Quiero tener un hit número uno, no por la fama, sino por el dinero que eso me permitirá para seguir haciendo arte.
¿Cuál ha sido la peor experiencia que has vivido?
Una relación súper tóxica y abusiva. Emocionalmente me manipulaba y abusaba, y luego fue también físico. Esa experiencia fue brutal y ocurrió justo después de salir de un concurso de canto en el que fui tercera finalista. Estaba al punto de rendirme, buscando un trabajo en e-commerce y marketing digital, cantando en bares como hobby. Pero ese concurso me dio un impulso. Aunque no gané, invertí seis meses y dejé todo por ese sueño. De esa experiencia escribí la canción "Animales", que habla de una relación donde ya ni parecíamos humanos, peleábamos como animales. En el video representé la toxicidad de manera artística, y aunque fue feo, estoy orgullosa de ese trabajo. Ahora me enfoco en la causa contra la violencia doméstica. Trabajo con un shelter en Miami y me siento muy conectada con esa causa.

¿Cómo andas de salud mental?
Me siento bien, aunque es una lucha constante. Siempre trato de mantener una perspectiva positiva. No me gusta la victimización, prefiero enfocarme en resolver. Para mí, estar deprimida es una pérdida de tiempo. Intento siempre sacar un plan y seguir adelante. Hay que quererse mucho para seguir en esta carrera tan vanidosa y egoísta. Si no creo en mí, ¿quién lo hará? Si no tengo luz propia, ¿cómo voy a iluminar a otros?
¿Hay alguna causa social en la que te gustaría involucrarte, aparte del maltrato?
He aprendido a no involucrarme en muchas causas para no complicarme, pero la comunidad LGTBIQ+ me llama mucho la atención. Muchos de mis mejores amigos son parte de esta comunidad y cuando aprendí a ser ingeniera de sonido, tuve el poder de crear espacios donde me sentía bien, rodeada de gente libre y talentosa. He hecho canciones para Drag Queens y ha sido una experiencia hermosa ayudar a estas personas a encontrarse a través de la música.
Si tuvieras cualquier poder para cambiar el mundo, ¿cuál sería?
Terminar con todas las guerras. Me duele ver tanto odio en el mundo. Acabar con el odio, aunque no sé cómo.
Acaba esta frase: La masculinidad tóxica es...
Está pasada, ya no está de moda. Tenemos que buscar un equilibrio, no solo contra la masculinidad tóxica, también la toxicidad femenina. La verdad está en la zona gris. Tenemos que entendernos más, hablar menos, escuchar más.
Si tuvieras un altavoz para hablar a las 8 mil millones de personas del planeta, ¿qué dirías?
Mi mensaje sería buscar la empatía y el entendimiento. También no tomar posturas radicales.





It is obsolete and no longer in vogue. We must establish Geometry Dash equilibrium, addressing not only toxic masculinity but also female toxicity.