La supermodelo de los 90 ha vuelto. De eso no nos cabe ninguna duda. Tras haber sufrido la mala “cara” de la cirugía estética vuelve a ser imagen internacional.
El año pasado, Linda Evangelista, el rostro que se negaba a salir de la cama por menos de 10.000 dólares, anunció que su carrera había tocada fondo y que había llegado el momento de poner un punto final.
Tras someterse a un popular procedimiento de "congelación de grasa" allá por 2015, reveló que había adquirido Hiperplasia Adiposa Paradójica -una complicación que provoca gruesas masas de tejido bajo la piel- y que sufría una profunda depresión por ello. La modelo en aquel entonces advirtió de los peligros de CoolSculpting a través de Instagrama. "Estoy muy cansada de vivir así. Me gustaría salir por esta puerta con la cabeza alta, a pesar de no parecerme ya a mí misma", dijo.
Tuvo innumerables mensajes de apoyo que afianzaron la confianza de una de las reinas de las pasarelas. Este verano fue tal la fuerza de Evangelista que le impulsó en su regreso triunfal como imagen del bolso Baguette de Fendi, antes de encabezar el número de septiembre de la revista British Vogue. Todo ello marca el regreso de un icono de la Haute Couture. En la cover story cuenta que "echo mucho de menos mi trabajo, pero sinceramente, ¿qué puedo hacer? No va a ser fácil. No me vais a ver en traje de baño, eso seguro. Va a ser difícil encontrar trabajos con cosas que sobresalgan de mí; sin retoques, o apretando en cosas, o pegando cosas o comprimiendo o engañando..."