LUCAS BRAVO de EMILY IN PARIS confiesa sus encuentros surrealistas con fans

Mientras el universo Emily in Paris se prepara para otra ronda de outfits imposibles y drama alérgico al realismo, Lucas Bravo se sincera sobre la vida bajo el foco constante.

Bravo contó en el podcast Chicks in the Office que la mayoría de sus encuentros públicos son sorprendentemente civilizados. Fans que lo reconocen, sonríen, y siguen su camino sin convertir la calle en un photocall improvisado. Pero luego están los otros momentos. Los de la gente que, desde la acera de enfrente, grita “¡Emily in Paris!” como si fuera un conjuro mágico para invocar croissants. “A veces me sobresaltan,” recordó Bravo. “Por un segundo me pregunto quién soy exactamente y si debería responder al nombre del personaje”.

Bravo ha dicho más de una vez que convertirse en el galán oficial ocurrió más rápido de lo que le dio tiempo a procesarlo. “Fue como si de un día para otro me colocaran en la estantería de ‘rompecorazones’,” confesó en otra ocasión. Y no siempre es un halago: en esa categoría, cualquier rasgo humano se interpreta como un fallo en la matrix. El actor, en cambio, dice preferir lo que él llama “caras vividas”. Nada de perfección de escaparate: quiere grietas, textura, historias.

Después de criticar algunas decisiones creativas de la temporada pasada, Bravo asegura que su personaje vuelve a tener chispa en la quinta entrega. Menos drama gratuito, más encanto original. “Queríamos recuperar a ese Gabriel ligero y espontáneo del principio”, comentó. “Espero que lo hayamos conseguido”.