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  • Foto del escritorPablo Aragón Blanco

Mario Marzo, la sonrisa que todo lo puede


Chaleco: COS; Mochila: 9 THE BRAND


“Llevo mucho tiempo yendo al psicólogo. Por lo mismo que voy al gimnasio para cuidar el físico, con el psicólogo mantengo en forma mi mente”.


“El piano debe ser tu amigo, es decir, un confidente que calme tu rabia” de Félix Leclerc. Se podría decir que esta frase define muy bien el momento que Mario Marzo Maribona (Santorcaz, Madrid 2 de mayo de 1995) pianista, actor e influencer, está viviendo. Un sol y sombra en la carretera de la esperanza. Un alma libre que busca su sitio entre dos artes.


PROTEGIDO DE REGRESO



El siempre pianista comenzó su andadura en los escenarios cuando “un día en el conservatorio vi un papel de un casting de una película de Javier Fesser y a mi yo de 14 años le pareció buena idea llamar y presentarse” cuenta Mario. Aquella oportunidad no llegó a materializarse, pero algo mejor estaba por llegar. Los protegidos, una serie de superpoderes en prime time en aquellos tiempos que no había ni Netflix ni HBO. Los índices de audiencia eran estratosféricos y diez años después han vuelto para dotar de melancolía a este 2021. La pregunta es: ¿Habrá saciado las ansias de los fanáticos de la serie? Esperemos que sí. Porque, aunque ahora vivamos en los mundos de la instantaneidad, del consumo rápido de series, el boom de Los Protegidos creó escuela. Eran tiempos donde salir en la tele cada semana era sinónimo de una fama sin límites, tal es así que Mario nos relata cómo lo vivió: “el efecto fan que hubo no tiene nada que ver con ahora. No se puede comparar a lo que hay hoy en día. Antes no había redes sociales, ver a un actor por la calle de una serie que únicamente habías visto en una hora, un día a la semana en una televisión y que no tenías manera de volver a verlo, era muchísimo más especial que hoy. Y no es porque nosotros fuésemos mayores estrellas que hoy pueden ser los actores el reparto de La Casa de papel que es una serie conocida internacionalmente. Hace 10 años ni yo ni nadie del reparto ni de la gente de Física o química nos podíamos sentar en una terraza a tomar algo. Y hoy en día creo que Úrsula Corberó puede pasear tranquilamente por la Plaza de la Luna, que la gente la miraría, pero no se paralizaría el mundo. Antes ver a una persona, a un futbolista o una persona famosa era algo único. En mi caso, han llegado a llamar a mi casa, han ido a la plaza del pueblo y han ofrecido 100 euros a quien les dijese dónde estaba mi casa. Han venido de ciudades a 400 km a mi casa del pueblo a llamar para que saliese”. Pero muchas cosas han cambiado desde entonces.


Total look COS


MANOS EN TABLATURA



Con una carrera dilatada frente al piano ha sabido labrarse un futuro con sus manos. Un trabajo de lucha interna y de esfuerzo con el fin de ser considerado uno de los mejores pianistas a nivel internacional. Todo ello gracias al provenir de una familia de músicos que lo mantenía a raya a base de disciplina diaria. Eran sus profesores y las personas en las que siempre pensaba cada vez que tocaba. “Antes pensaba mucho en mi mamá y mi papá porque eran mis profesores y siempre pensaba que he avanzado más rápido que el resto de alumnos del conservatorio porque día tras día se sentaban conmigo y me ayudaban. Tenía presión de ser hijo de y querer siempre dejar bien en el nombre de la familia. Hoy en día, pienso en mi mamá, en qué me diría a ella. Falleció hace un año” relata Mario.

Y aunque de casta le viene al galgo, no ha sido tarea fácil. Hubo breves momentos en los que se planteó dejarlo todo: “Estuve viviendo seis años en Berlín, siendo una ciudad muy solitaria y la música clásica, sobre todo el piano, un instrumento muy solitario y donde al final tú debes ser el que mejore y el que sea crítico consigo mismo. Muchas veces no entendía realmente que estaba haciendo en una ciudad tan distinta, lejos de mi pareja, lejos de mi familia, de mi grupo de amigos, de lo que era mi rutina, mi vida. Aunque creo que realmente nunca pensé en dejar nada. En el fondo me considero un artista y creo que es lo que voy a seguir siendo en un futuro. El futuro dirá, pero nunca se me ha pasado más de cinco minutos cambiar de profesión ni dedicarme a otra cosa”.


SALUD MENTAL, SOLEDAD Y LA NO BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD



Después de rasgarse por dentro al recordar a su madre. La necesidad de hablar de su figura se hace innegable. Habla sobre la soledad que vive “desde el fallecimiento de mi madre, que era una persona clave en mi vida, me siento muy desamparado. Llevo mucho tiempo yendo al psicólogo, pero ahora da la casualidad que tengo un grandísimo melón que abrir, el fallecimiento de mi madre de manera repentina con 55 años, teniendo yo 25. Me recuperaré de todo esto en el momento en el que sea consciente y esté convencido de que nunca voy a ser la misma persona y que mi vida nunca va a ser la misma que antes, sino que va a ser distinta, quizás mejor, quizás peor, pero va a ser distinta”. Aconsejando de este modo a todo aquel que ponga ojo avizor de lo bueno que es hablar de salud mental y de ponerte en las manos de un especialista. “Voy al psicólogo por lo mismo que voy al gimnasio para cuidar el físico, con el psicólogo mantengo en forma mi mente” sentencia Mario Marzo.

Ahí sigue sin perder la sonrisa. Mostrando todos sus blancos dientes, dejándonos entrever que el sufrimiento puede expresarse de diferentes formas. Mario, ha entendido a golpes metafóricos lo dura que puede ser la vida y ya no cabalga a lomos de un caballo a la captura de la felicidad porque según él “es muy peligrosa. Una vez has entrado en una etapa muy dura de tu vida, creo que empiezas a ver con mucha perspectiva lo que es la felicidad. El estar feliz es una sensación. Un momento en el que puedes estar, pero que va oscilando y que nunca puedes mantenerte. No es una manera de ser. No es una manera de vivir. Querer perseguirlo o creer que si haces ciertas cosas consigues ser feliz es una manera errónea de verlo. Ahora lo que intento es estar cómodo y vivir en un momento en el que sienta comodidad y no necesite nada”.


SILENCIAR EN LIBERTAD



Sus 111k en Instagram nos dan las pistas de la importancia de ser Mario Marzo. Un creador en sus múltiples formas. Abogado defensor de las redes sociales que tiene claro lo que hay que hacer cuando un hater hace lo propio: “Silencio. La gente sea o no sea una persona pública no debe recibir odio. Por tanto, lo que hago es silenciar lo que no quiero ver. Que sigan hablando mal, pero no me voy a enterar. Vivo muy bien en esa ignorancia”. Sin embargo, ignorancia lo que nos demuestra con cada una de sus afirmaciones. Al hablar de como alza la voz ante las injusticias, deja clara su postura. “La voz de un actor y de un pianista sobre el problema migratorio africano tiene la misma validez que la de un panadero, es decir, relativa, una más. A día de hoy se comete el error de pensar que nosotros, que la gente únicamente por tener seguidores, su voz vale más. Creo que hay que saber escuchar a la gente y saber a qué personas hay que tomar su opinión como válida. Y esto pasa al igual que hay toreros en televisión hablando sobre feminismo, que no tienen ni puñetera idea y no deberían hablar sobre ello. No deberíamos escucharlos ni de un lado ni de otro, deberíamos silenciarlos en la vida real. El que sabe de toros que hable de toros. Yo sé de actuación y de música, dejadme que hable de eso” opina Mario. Aún así, es relevante escuchar su voz, ya no por su poder de influencia, que también, sino porque queremos más voces sensibles a los valores del ser humano.


FOTOGRAFÍA: https://www.instagram.com/lucalopez/?hl=es




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