Las entradas llegan hasta el infinito y más allá, la coronilla empieza a clarear y los cuatro pelos que quedan en tu cabeza carecen de espesor. No te preocupes si la genética te ha jugado una mala pasada. Ser calvo no es sinónimo de ser un descendiente de un orco de Mordor. Ahora todas aquellas personas que sufren alopecia también pueden ser atractivos, demostrando de este modo que no pierden la fuerza donde la perdió Sansón. Hoy os ponemos 5 ejemplos de famosos que no tienen ni un pelo de tonto (ni de sexy).
Un tipo duro en la ciudad
Jason Statham es ese ser sobrenatural que provoca suspiros allá donde va. El apodado macho por antonomasia interpreta a la perfección a todo chico rudo y varonil que se precie y sin despeinarse. Bueno, tampoco hay mucho que peinar. Aún así con todo y con eso ha conseguido que su físico envidiable le alce al olimpo de los hombres más atractivos del momento.
Cuestión de pelotas
Entrenador de fútbol y modelo a partes iguales. Zinedine Zidane es ese hombre insignia del país galo, ese que se le reconoce hasta de refilón. Tal es el sex appeal del ex entrenador y jugador del Real Madrid que fue imagen de la primera campaña masculina de la multinacional española Mango.
Jungla de cristal
Desde que llegó Bruce Willis a revolucionar Hollywood con su Jungla de cristal persiguiendo a terroristas, los calvos han tenido un hueco en la industria más exigente del mundo. Y es que el abrió todas las puertas de la gloria mientras iba del brazo de Demi Moore. Perdió el poco pelo que le quedaba y se quedó descompuesto y sin mujer. Aunque eso le hizo ser el perejil de todas las salsas y convertirse en un mito erótico de los 90 y los 2000.
¿Mente criminal?
No hay lugar a ningún resquicio de duda: Shemar Moore ha sido y será por los anales de la historia el actor más sexy de la televisión. La pasión y las feromonas que desprende han provocado miles de desmayos en cada una de sus escenas. Tanto es así que posee una larga lista de ex novias que pueden atestiguar que su pelo rapado y su ausencia de pelos en la cabeza no suponen problema alguno. La mismísima Halle Berry bebía los vientos por este afroamericano de facciones casi perfectas, pero se rompió el amor de tanto usarlo.
Calzoncillos bien apretados
Y tanto. Allá por 2004 Calvin Klein ponía en marcha su maquinaria y llamaba a filas a un desconocido futbolista, Freddie Ljungberg. Nadie que no fuese un entendido en el deporte rey ponía cara a este sueco. Pero en pocos meses pusimos rostro y abdominales a este semidios cincelado. La sorpresa llegó cuando su rapado nos dejaba ver sus ideas. Eso no importó.
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