El comienzo del segundo día en la Mercedes-Benz Fashion Week no pudo ser mejor. A las 11:00 a.m, el primer desfile fue el de Angel Schlesser y no sabíamos que esperarnos hasta que el show dio comienzo.
En el segundo día de la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid fui uno de los primeros en acudir al desfile que iba a dar comienzo la jornada: Angel Schlesser. Apenas podía imaginarme qué podía esperar de esta nueva propuesta de la firma, pero lo que sí sabía es que me iba a emocionar. Además, debemos tener en cuenta de que a la casa no le pilla por sorpresa estas fechas, pues lleva presentando sus colecciones en la MBFW desde 1988.
La empresa de moda española fundada en 1983, es mayormente conocida por sus procesos de fabricación, sus valores, su larga trayectoria y por el famoso ‘‘savoir-faire’’. Considerada una de las marcas españolas más distintivas, Angel Schlesser también es fundador de la Asociación de Creadores de Moda de España – ACME, la cual también ha acudido al evento para informar de todo lo que ocurra tras estas paredes.
Al entrar en la pasarela, los invitados comenzaban a llegar y sobre sus asientos ya podían encontrarse con un regalo que todos llevaban al acabar el show. Se trataba de un tote bag con un grabado encima el cual incorporaba el nombre de la propia marca: Angel Schlesser. Los focos amarillos se apagaron y lo único visible fue el logo de la firma proyectado en el ‘‘background’’.
Nada más comenzar a desfilar los diseños, las cualidades de su director creativo, Alfonso Pérez, fueron más que evidentes en los volúmenes, el patronaje y las siluetas que lucían cada modelo. Además, todas estas características fueron lo que más llamaron la atención del público: un gran remolino de textura se plasma sobre otros tejidos creando un juego de yuxtaposiciones maravilloso. No solo eso, sino que también podemos ver algunas formas que nos recuerdan a técnicas japonesas y a algunos diseñadores como Amaya Arzuaga o al mismísimo Issey Miyake.
Los primeros looks destacaron por el revuelto de sus tejidos y a la vez la sencillez en los colores, lo cual dio como resultado un equilibrio entre el desorden y el minimalismo. Al haber prendas para ambos sexos, pudimos ver varias tipologías de prendas, desde abrigos de solapas extra largos hasta monos de pintor con el logotipo de la marca bordado en la espalda. El material principalmente empleado para las creaciones fue lino u otros tejidos igual de ligeros y vaporosos en sustitución. Accesorios como diademas con bordados de trenzas blancos en algunos looks fue algo que se distinguió de los demás y también pudimos ver la incorporación de brazaletes para dar brillo a los looks.
Sin embargo, lo mejor estaba por llegar: vestidos que mezclan varias técnicas, como el drapeado o la yuxtaposición, con texturas que también se fusionan, tales como la rafia y un lino que brillaba bajo la luz de los focos. En la línea masculina los colores eran mucho más acabados, entre ellos el marrón y el verde, lo que generaba un ambiente mucho más destruido y desértico. También pudimos ver varias camisas de gasa transparente en diferentes colores, escotes abiertos y un movimiento generado al azar que se pierde en cada una de las prendas.
El carrusel final fue todo un espectáculo, y la colección en su conjunto no hacía más que compenetrarse para dar como resultado una magnífica obra de arte. Ahora tan solo podemos esperar a presenciar la próxima propuesta de Pérez, quien salió último a la pasarela y fue acogido por una marabunta de aplausos bien merecidos.
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