La colección Privé de Giorgio Armani ha sido un sueño donde la sofisticación y la elegancia ha conseguido que nos evadamos a una época donde Hollywood era Hollywood con mayúsculas.
La artista polaca del Art Decó, Tamara de Lempicka, fue la musa de esta colección, con ecos de su elegancia rebelde que se perciben en la sucesión de siluetas primero mínimas y lineales, luego voluminosas y evanescentes, y en la forma individual de llevarlas.
"Pétillant " ha sido el título de una colección que nos ha trasladado tal y como dice la nota de prensa de la firma a un espacio post años 20. Esa época post pandemia que ahora nos debería sonar cada vez más. Una época basada en la evasión, en el disfrute y en el vive el momento que como bien decimos en la carta del director, “tempus fugit”.
Pero en lo que respecta a la evasión pura que puede ofrecer la buena moda, este desfile de alta costura ha eliminado los problemas con sus formas elegantes, superficies brillantes y patrones que se registraron como Art Deco o de inspiración oriental. Una elegancia que recorre medio mundo en un suspiro.
Las referencias al mundo oriental abundan en las formas y en los detalles, mientras que los motivos ópticos de los trajes de día se rompen con pinceladas de colores vivos que avivan la paleta de blancos, negros y azules con intensos toques azules y rosas. La luz refractada por los bordados se impone en un persistente movimiento mágico que transmite un mensaje de pura energía femenina.
El black velvet ha aparecido en casi todas las colecciones de haute couture de esta semana, y Armani no podía quedarse atrás. Por eso mismo, ha esculpido el suyo con una gracia 100% divina en diferentes formas. En resumen, la elegancia de altos vuelos de Giorgio Armani no ha querido faltar a la cita.