top of page
LOGO FONDO BLANCO.jpg

CARTA DEL DIRECTOR: Dejando de ser el GRINCH

Otra vez diciembre. Otra vez las calles están abarrotadas de gente. Y otra vez las luces y el consumismo golpeando la puerta con fuerza. Ya pasado el eterno noviembre “dulce”, entramos en este estado comatoso de felicidad impostada que tanto gusta a aquellas mentes llamadas a facturar. Mariah Carey da buena cuenta de ello.


ree

 

Pero no quiero ser el grinch un año más. Este año quiero sanar, quiero ver todo desde un prisma diferente. Anhelando un futuro mejor. Porque haciendo balance, ha sido un año que me ha dejado roto por dentro. Incomodo en mi propia piel, dubitativo a momentos y con una herida que no para de sangrar. Pero estoy siendo capaz de convivir con mi yo más frágil. Ese que ha perdido su sostén, su brújula moral y todo lo que fue.

 

Por eso mismo, sueño con reencontrarme con mi niño interior. Con aquel que reía a carcajada limpia y que sentía todo por primera vez. Todavía recuerdo aquellas primeras veces. El primer beso, la primera resaca, la primera champanada, la primera noche de sexo desenfrenado, la primavera nochevieja y esos churros en “El Castillo” de Montero Calvo en Valladolid… Quizás todo eso quedó atrás. Y quizás ya no haya tantas primeras veces. Pero pienso exprimir las pocas que queden.

 

Y hablando de primeras veces, hace no mucho tiempo tuve una conversación con mi grupo de amigas, el NT7, un grupo que sientes familia y que no juzga ni en el caso más extremo. Ellas son las primeras con las que me hice un tatuaje. Tinta grabada en la piel hasta los restos. La Barcelona de 2025 sobre nosotros y una de nuestras interminables conversaciones que acaban a las 5 de la mañana. Hablábamos de cómo la monotonía y la madurez, que no senectud, (estamos en los nuevos veinte) nos había llevado a depositar nuestro tiempo y energía en aquellos momentos que queríamos guardar en el álbum recorte de grandes momentos de nuestra vida. Cansados ya de las conversaciones u amigos por compromiso. Un cuchillo autoimpuesto en la yugular. Así que en ese mismo momento me prometí a mí mismo, sin decir nada al resto, que priorizaría todo aquello que me hace bien.

 

Quizás sea egoísmo en estado puro, nada propio de ese niño que quiero abrazar, pero

quiero vivir. Quiero renacer de unas cenizas que se ha llevado el viento. Quiero aprender a quererme con mis imperfecciones y quiero poder pensar que el destino aguarda escuchando mis suplicas.

 

Comentarios


LOGO FONDO BLANCO.jpg
bottom of page