COVER STORY w/ MARÍA GABRIELA DE FARÍA: “No volvería a tratar de convertirme en alguien que no soy. Lo hice un tiempo al llegar a Hollywood para encajar”

Pablo Aragón Blanco
28 ago
5 Min. de lectura

De estrella juvenil en Caracas a superheroína en Hollywood, María Gabriela de Faría 11 de septiembre de 1992 en Caracas, Venezuela) lleva dos décadas actuando, pero es ahora con su actuación como The Engineer en Superman: Legacy cuando despega a otra liga. El camino no ha sido de rosas… Entrenamientos de tres horas, dietas imposibles y la vulnerabilidad de empezar de cero en una industria que pide moldearse. Pero ella quiere mantenerse a una esencia que le hace más que única. En menos de media hora caí rendido a sus pies.

Lejos de los sets, la vida es más terrenal: mudanzas, un cachorro que intimida a su gata y un matrimonio que define como su mayor felicidad. Frente a la cámara, en cambio, hay ambición pura: sueña con papeles de espía, trabajar con Guillermo del Toro o compartir pantalla con Penélope Cruz y Salma Hayek. Una ambición que auguramos que más pronto que tarde será una realidad.

“Cuando me confirmaron el papel en Superman fui a la oficina de mi manager con una capa de Superman y champagne”

NEW HERO IN TOWN?

“Me gustaría compartir set con mujeres talentosas y fieles a su esencia como Penélope Cruz o Salma Hayek”

¿Quién eres?

Muy simple. Siempre me presento como actriz. Soy una actriz venezolana. Es lo que he hecho toda mi vida. Desde los 5 años soy actriz y es lo que más amo hacer… Donde el tiempo se me pasa volando y no siento dolor alguno. Son los momentos en los que digo: “Wow, la vida es increíble, qué divertido todo”. También me presento como venezolana, porque es parte esencial de mi identidad.

Nos estamos mudando y adoptamos una perrita de seis meses: un desastre adorable que quiere “comerse” de amor a mi gata, lo que la tiene muy nerviosa.

Hablaba con mi esposo sobre la venezolanidad, sobre por qué me identifico tanto con ella. Muchos actores venezolanos, por necesidad, han buscado oportunidades en otros países y adoptan acentos o maneras de hablar para integrarse. Y está bien, cada quien hace lo que necesita para sobrevivir. Pero para mí es importante mantener mi acento y mi cultura, porque es lo que me diferencia aquí en Hollywood. No soy mexicana, no soy argentina: soy venezolana. Así que me gusta presentarme como actriz venezolana, amante de los animales… y con miedo a las alturas.

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¿Qué fue lo mejor y lo peor de rodar Superman?

Cada día de rodaje fue fabuloso con gente fantástica. Si debo escoger algo, diría que lo mejor fue probar mis límites y descubrir que soy más fuerte de lo que imaginaba. Cuando empecé, tenía que convertirme en una superheroína en pocos meses y me daba miedo no alcanzar el cuerpo ni las habilidades necesarias. Pero lo logré, y eso me dio mucho orgullo y confianza.

Lo peor… probablemente la dieta y el régimen de entrenamiento. Mantenerlos por más de un año fue duro. Yo no estaba en forma antes: era sedentaria, venía de una etapa difícil personal y profesionalmente, y estaba comiendo mis emociones. Cuando me contrataron, mentí en la primera prueba de vestuario para que no notaran que no estaba lista.

¿Cómo fue trabajar con el resto del elenco?

Increíble. Son personas maravillosas. En un set, la energía fluye de arriba hacia abajo: si el protagonista es insoportable, es difícil cambiar esa energía. Pero todos fueron tipazos, grandes seres humanos y excelentes compañeros de trabajo. Son actores sensibles, vulnerables, honestos e incluso a veces inseguros, lo que humaniza mucho el trabajo.

Has mencionado el entrenamiento físico. ¿Cómo te preparaste mentalmente para The Engineer?

Curiosamente, también en el gimnasio. Cada personaje me pide un trabajo distinto y este me exigió primero pasar por el entrenamiento físico antes de meterme en el guion. Pasaba tres o cuatro horas diarias entrenando, y desde ahí empecé a construir la fortaleza mental del personaje.

Le enviaba videos al director con opciones de cómo podía caminar o hablar. The Engineer ha pasado por mucho dolor y dificultad para convertirse en lo que es; No nació así. Trabajé desde mi propio dolor y cansancio físico para entenderla.

¿Cómo viviste el momento en que te confirmaron que serías parte de Superman?

No me lo creí al principio. El proceso fue raro. Hice varias audiciones y justo antes de que comenzara la huelga de actores, me dijeron que estaba entre otra chica y yo. Luego, silencio absoluto por un mes.

Cuando mi agente me llamó para decirme que era yo la elegida, solo tenía su palabra, porque no podía hablar con productores ni con el director. Para celebrarlo, fui a su oficina con una capa de Superman y champagne. Justo en ese momento llegó un fax confirmando oficialmente que era mío. Pasé todo el día por la ciudad con mi capa.

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¿Cuál sería tu papel soñado?

Me ha gustado mucho la acción gracias a Superman. Me encantaría interpretar a una espía, algo tipo James Bond femenina o Lara Croft.

¿Con quién te encantaría trabajar?

Con directores como Guillermo del Toro… Me fascina su mirada. También volvería a trabajar con Paco Cabezas. De actores, me gustaría compartir set con mujeres talentosas y fieles a su esencia como Penélope Cruz o Salma Hayek.

¿Qué te hace feliz?

Mi esposo.

¿Qué no volverías a hacer nunca?

Tratar de convertirme en alguien que no soy. Lo hice un tiempo al llegar a Hollywood para encajar, y no quiero repetirlo.

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¿Qué valoras al conocer a alguien?

Que sea cálido y abierto. No me llevo bien con la gente distante o “demasiado cool”.

¿Cuándo fue la última vez que lloraste?

Ayer. Nos mudamos a una casa que me encanta y, además, después de un año mis dos gatos comieron juntos por primera vez pese a que tenemos una perrita nueva. Lloré de felicidad.

Algo que no soportes.

La mentalidad pequeña y pesimista. No puedo conectar con gente que siempre ve lo negativo.

Algo en lo que seas mala.

Haciendo acentos británicos. Muy mala. También me cuesta orientarme: nunca sé dónde estoy.

¿La peor experiencia de tu vida?

A los 16, trabajando en Colombia. Estaba sola y la producción inventó que llegaba ebria o drogada para justificar retrasos, lo que me dejó devastada. Aprendí que la distancia es la mejor respuesta ante la gente malintencionada.