El Soho londinense fue testigo de la última colección de JW Anderson, una oda al activismo.
Jonathan organizó su desfile SS23 para su marca homónima en el salón recreativo de Las Vegas, un lugar abierto las 24 horas del día con máquinas tragaperras. Y de eso iba la historia, de jugar, de llamar la atención con las luces, pero sin dejar nada al azar.
Uno de los looks más llamativos de la colección que presentó fue un vestido totalmente espejado que reflejaba de forma distorsionada las innumerables luces de neón, las caras estupefactas de los asistentes y los diferentes flashes por los que pasaba en la pasarela. El desfile abordó algunos de los temas del hiperrealismo y la tecnología que Jonathan introdujo en su última colección de ropa masculina para Loewe. Tras el desfile, se hizo algunas de las mismas preguntas: "¿Estamos cayendo en la pantalla? ¿Nos estamos convirtiendo en nuestros teléfonos? ¿Tiene que ver con el lugar que ocupamos en la sociedad? Me gustó esta idea de que la toma de la foto es a veces casi más importante que la propia foto".
Esta vez, Jonathan se ha acercado a una idea más antigua de la tecnología, los voluminosos botones del teclado. En cuanto al realismo, Jonathan ha tomado prestadas unas cuantas imágenes de Getty Images para sus estampados. Trajes de baño, atardeceres de color ámbar, globos terráqueos y playas con palmeras han sido las elegidas.
"Me gusta la idea de un momento transitorio en el tiempo. He estado explorando esto durante varias colecciones", explicó tras el desfile. "Creo que es realmente como un universo alternativo, y hay capas y capas y capas en él. Creo que se trata de realismo. No creo que se trate de futurismo. Se trata más bien de un reflejo de nosotros mismos".
Para cerrar el desfile, Jonathan quiso homenajear a la difunta reina Isabel II. Un último adiós a uno de los iconos de la moda.
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