El 'psyche effect' en las pasarelas de la post-pandemia
- Paula Polizzotto
- 14 nov 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 nov 2021
Hipnótico, divertido y necesario. El efecto de la psicodelia reconfigura la moda de otoño a través del color, la abstracción y la fluidez.

Desde que la cultura hippie confluyera con la aparición del LSD en Haight-Ashbury (San Francisco, Estados Unidos) en los años sesenta del siglo pasado, y unos chicos de pelo gracioso autodenominados The Beatles reforzaran su popularidad, la influencia de la psicodelia nunca ha desparecido de la moda. La cultura de entonces no habría sido la misma sin aquel poder sinestésico, ni tampoco sus grandes protagonistas. Aquellos que ocupaban la escena musical fueron probablemente los que más atractivo hicieron el uso de estupefacientes; entre ellos los Beatles, Bob Dylan o Jimmy Hendrix, todos mensajeros de mundos llenos de flúor, tipografías derretidas y animales imaginarios.
Lejos de debatir la peligrosidad de estas sustancias, sería justo atribuirles cierto mérito en el nacimiento de obras clave para las generaciones pop de entonces y las posteriores. La iconografía de Warhol, las artes visuales inspiradas en el art nouveau, o la que nos ocupa, la moda, son parte inequívoca del legado de estos años de confusión y reivindicación del amor. Medio siglo más tarde, estos códigos regresan a la moda, y qué mejor momento que aquel en el que el mundo acaba de atravesar una pandemia mundial. Explosiones de color y estampados surrealistas construyen esta tendencia que nos hace viajar, conectar con el mundo onírico y corrobora, en fin, la habilidad de la industria para enriquecer un movimiento nacido de la libertad y las virtudes de la vida contemplativa.
A la izquierda, Masie Wilen FW 2021-22. A su lado, Marni FW 2021-22.
La psicodelia trae una prolongación del verano asociada al color y a la fantasía para todos aquellos dispuestos a huir del realismo y la sensatez estética. El minimalismo que abrazamos durante la pandemia es ahora equilibrado por la saturación cromática y la deformación de los patrones. Falta le hacía al otoño del 2021 actuar en favor, por ejemplo, de las lentejuelas XXL que Ashish integra en amplios tops y pantalones; o en favor del romanticismo, visto en los vestidos de dama contemporánea presentados por Francesco Risso en Marni, cuyos desteñidos proceden del secado bajo el sol de flores silvestres sobre prendas negras.
Marc Jacobs utiliza la silueta longuilínea junto a geometrías distorsionadas para crear una colección con la que inicia una nueva era, probablemente la de mayor reinvención desde tiempos pre-covid. Su otoño 2021 está marcado por grandes dosis de creatividad e imaginación cercanas a la costura, aquellas necesarias para digerir con paciencia un mundo puesto del revés en cuestión de meses. Otra perspectiva de la psicodelia la ofrece Maisie Wilen desde la atención al detalle y la sensualidad de los tejidos ‘segunda piel’. Primera diseñadora respaldada por Kanye West dentro de su programa de incubación de talentos emergentes, Wilen colaboró en el departamento de diseño de la línea femenina de Yeeze para abrir su propia firma en 2019 y convertirse así en el nuevo cool vintage de la Gen-Z. Para este otoño, su visión etérea de la feminidad se suma a un casting variado de cuerpos con el que reivindica una nueva idea de libertad sobre la pasarela.
De izda. a dcha., Marc Jacobs, Mira Mikati y Matty Bovan FW 2021-22.
Así que sí, hemos tenido confinamiento físico, pero no creativo. Poner la imaginación a trabajar ha sido un poderoso remedio para paliar la monotonía de la vida casera. Los creadores de la industria dieron salida a una moda que sueña de día, resumida en ángulos bizarros, degradados de acuarela y todo tipo de entes alucinógenos como setas, reptiles y smiley faces. Símbolo de adaptación y transformación, el psyche effect trae para el próximo otoño alegría, dinamismo y un deseo de cambio construido desde una moda optimista y feliz.
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