GRETA THUNBERG rompe su silencio tras ser detenida por ISRAEL
- Redacción Folie
- 12 jun
- 2 Min. de lectura
Greta Thunberg ha vuelto a alzar la voz, y esta vez lo ha hecho desde el centro de una tormenta diplomática. Tras ser detenida y deportada por las fuerzas israelíes junto a otros activistas de la misión humanitaria Madleen, la activista sueca ha dejado claro que el foco no debe estar en ella: “Nosotras no somos la historia”.

El barco Madleen, enviado por la Freedom Flotilla Coalition (FFC) con ayuda humanitaria para Gaza, fue interceptado a la fuerza por la marina israelí en la madrugada del 9 de junio. Cuatro de sus tripulantes —Greta Thunberg, Baptiste Andre, Sergio Toribio y Omar Faiad— fueron deportados ayer (10 de junio) a sus países de origen. Thunberg llegó primero a Francia, y luego a Suecia, donde habló con la prensa.
“Fuimos atacadas y secuestradas ilegalmente, llevadas en contra de nuestra voluntad a Israel y detenidas allí”, explicó. “Algunas fuimos deportadas, otras siguen allá. Todo fue muy caótico. Estuve días sin teléfono, así que no sé con certeza todo lo que ocurrió”.
Cuando los medios le preguntaron por las condiciones de su detención, Thunberg no dudó en relativizar su experiencia: “No fue nada comparado con lo que está viviendo la población palestina, especialmente en Gaza. Esto es solo otra violación más de derechos y del derecho internacional, sumándose a la larga lista de crímenes cometidos por Israel, especialmente al impedir la entrada de ayuda humanitaria”.
A medida que las preguntas insistían en los detalles de su captura, Greta interrumpió con firmeza: “La verdadera historia es que hay un genocidio en curso en Gaza y una hambruna sistemática provocada por el asedio. Se está bloqueando la entrada de comida, medicinas y agua. Lo que importa es eso, no lo que nos pasó a nosotras. Hay múltiples esfuerzos, por tierra y por mar, para romper el asedio y abrir un corredor humanitario. Y esta misión fue uno de ellos”.
Mientras tanto, ocho integrantes del barco Madleen permanecen detenidos en Israel: Suayb Ordu, Marck van Rennes, Pascal Maurieras, Reva Viard, Rima Hassan, Thiago Avila, Yanis Mhamdi y Yasemin Acar. Se negaron a firmar documentos de deportación, lo que ha prolongado su reclusión.
Según un comunicado de la FFC, a cada activista se le dio solo dos opciones: aceptar ser deportado voluntariamente, o permanecer detenido y enfrentar un juicio. Algunos eligieron la deportación solo para poder recuperar el acceso a la comunicación y visibilizar lo ocurrido. Todos, sin excepción, refutaron por escrito haber entrado ilegalmente, insistiendo en que el derecho israelí no aplica fuera de sus fronteras, que su misión era humanitaria y que tanto la interceptación del barco como su detención fueron ilegales.
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