Hablamos con el cantante estadounidense que está reconfigurando el panorama del R&B en todo el mundo. En su último single, Unreplaceable, colabora con el británico Craig David.
“Soy un soñador compulsivo; así es cómo ejercito mi creatividad”. Así se define a grandes rasgos KYLE, uno de los cantantes que está revolucionando la escena R&B internacional, cuando le pregunto cuál es el secreto de su éxito. “Escribo todo lo que se me pasa por la cabeza, aunque suene ridículo o extraño. Ser tú mismo es la única forma de ser original, y ser original es la forma más rápida de que se fijen en ti.”
Con una energía arrolladora y una sonrisa contagiosa, KYLE (California, Estados Unidos, 1993) se presenta vía Zoom ante la cámara de su móvil, café en mano, dejándose caer sobre el sofá. Para cualquiera que no lo conozca, este artista criado en la ciudad californiana de Ventura, saltó a la fama por su single iSpy en 2016 y dos años más tarde recogía su primer disco de platino por su álbum Light On Me. Ahora acaba de lanzar su último disco, It’s not so bad, y en su single principal, Unreplaceable, colabora con la leyenda del R&B Craig David.
Si hay algo que cautiva de la música de KYLE, al igual que de él mismo, es su optimismo y su buena vibra. Sus letras verbalizan sentimientos que de otra forma no podría expresar; quizás por eso ser músico siempre fue su primera y única opción. “Llevo cantando desde que tengo tres o cuatro años. Mis primeros recuerdos son en el jardín de mi casa, rapeando delante de mi familia, que gritaba mi nombre augurando que algún día sería famoso”, cuenta el cantante con una sonrisa melancólica. No les faltaba razón, pues la pasión de este músico de 28 años lo ha llevado a labrarse una carrera independiente, a colaborar con artistas como Wiz Khalifa o Craig David o a probar suerte en la interpretación con un papel en la comedia de Netflix The After Party.
Su personalidad versátil y alegre es la causa de que el californiano sea uno de los nombres más escuchados en el panorama musical. Cuenta con cinco álbums en el mercado y sus singles Perfect y Sunday alcanzaron el año pasado las seis millones de reproducciones. No es de extrañar, pues, que el cantante sienta que ha rozado el cielo con los dedos tras su última canción creada junto a Craig David, uno de los grandes nombres del R&B. “Unreplaceable suena, técnicamente, exactamente como siempre he querido sonar. Con este álbum -It’s not so bad- me quise centrar en hacer canciones de amor dentro del R&B, pero también en aprender cómo integrar la música dance y traerla otra vez a escena, sobre todo combinada con hip-hop, rap o música house”.
Aunque esta no es la primera vez que ambos artistas se unen en una colaboración. Sunday es la versión del hit de Craig David 7 Days, del año 2000, que el californiano lanzó el octubre pasado. Sobre su experiencia grabando con David, su reacción no se hace esperar. “Fue mágico. Cuando visité su estudio en Londres, no acababa de creérmelo. Todo lo que vivimos fue por primera vez. Por eso tuve tan claro que había que documentarlo, porque nunca volveríamos a experimentar algo así. Quise transmitir la emoción auténtica de estar allí”, explica gestualizando para expresar la magnitud del asunto. “Además, su estudio estaba repleto de snacks, golosinas y maquinas de helado. Componíamos y comíamos a todas horas. Así que además de ser el rey del R&B, también lo es de los caramelos”, comenta sonriendo.
Este interés por la mezcla y por descubrir nuevos sonidos existe dentro de él de forma instintiva, no ha tenido que aprenderlo. El artista procede de una familia muy diversa culturalmente y algunos de sus familiares residen en lugares tan dispares como Japón o Gales. Con ellos descubrió su interés por el UK Garage y el Surf Rock -un subgénero del rock nacido en los años 60 en California, basado en los sonidos de la guitarra eléctrica-, este último, el estilo de, literalmente, todas las canciones de su primer disco See You When I am Famous!!!!!!!!!!!! Además, creció escuchando en la radio artistas como Kid Cuddy, The Drums y clásicos como Bob Seger y Frank Sinatra por influencia de su tía y abuelos.
Su último álbum, lanzado el pasado 28 de enero, es un drum and base creado para bailar e inspirado en la música británica de garage. También es, según cuenta, un mensaje tranquilizador hacia el mundo. “I’s not so bad (no es tan malo) es una frase que me repito mucho porque creo en el poder de las palabras bonitas; la utilizo para salvarme de mis pensamientos negativos. Es también una forma de ayudar a la gente a despertar y bailar, y decirles que todo irá bien.”
Para KYLE hacer música es compartir su optimismo, pues considera que “la parte más triste de ser feliz es que quieres que todo el mundo también lo sea”. Pero como para cualquier comunicador, la honestidad es el motor de su creatividad. “Cuando estás realmente jodido es cuando más impacto tienes sobre la gente. Necesitas conocer el dolor verdadero para expresarlo sin tener que fingir. Aunque componga una canción triste, siempre habrá una frase que dice que todo irá bien.”
En 2022, la música tiene un lugar en el mundo que no tenía hace 50 años. La instantaneidad con la que accedemos a ella hace que esté presente en nuestras vidas 24/7, solo desbloqueando la pantalla del teléfono. "La música tiene el poder de liberar cualquier emoción, en cualquier momento. Tanto si quieres reír como si quieres llorar, sabes qué buscar en tu Spotify".
“¿Es más fácil componer desde el dolor o desde la alegría?”, le pregunto al artista mientras da un sorbo a su taza de café para llevar. Eleva los ojos para meditar su respuesta y prosigue: “Creo que es más difícil escribir desde el dolor porque es un arma de doble filo: puedes componer una canción desde el dolor y solo expresar eso, pero también puedes hacerlo trabajando sobre ese dolor para liberarlo, y acabar transmitiendo esperanza”.
El cantante aprendió con el paso del tiempo que en la industria musical nunca le gustaría a todo el mundo; pero aprendió a lidiar con ello. Por ello su música es un homenaje a la sinceridad de aquellas personas que no encajan en los estereotipos, pues son las que más poder tienen para cambiar las cosas. “La posición más cómoda es ser narcisista y pensar que todo lo haces perfecto. Así no evolucionas. Cuando empecé a ser honesto conmigo, dejé de querer complacer a todo el mundo antes que a mí. Por eso aposté por este álbum repleto de canciones de amor, porque comencé a prestarle atención a KYLE y a escribir para él”, comenta. “Aunque mi equipo financiero intentara convencerme de lo contrario”, concluye riendo.
Las nuevas generaciones del R&B que están poniendo al mundo entero a bailar son una estudiada construcción de cultura, arte y autoestima. Nuevos estilos como el Hip-Hop Soul, el Funk Soul o el Neo-Jazz son parte de este ecléctico repertorio de cantantes que no lo tiene fácil en una industria en constante transformación. KYLE afirma que la presión por producir más y mejor, es real, y que en el fondo, los que entran en el negocio, ya saben de qué va el juego. “Yo no quiero jugar con las reglas de otro. Puedo estar hablando de lo mismo que otros artistas, pero para mí, mi visión es única y original. Es fundamental ser meticuloso con lo que sientes y no elegir formas extrañas de inspiración porque creas que van a tener más éxito. La forma más fácil de llegar a la gente es a partir de cosas simples.”
Entre sus planes próximos, KYLE quiere lanzar más canciones cada menos tiempo, grabar una canción con Pharrell y no descarta ningún escenario profesional que pueda darle alas a su creatividad, desde un show de televisión, hasta una película o un guión. “Se me da muy bien fantasear e imaginarme viviendo otras vidas. Así moldeo mi cerebro y escribo buenas canciones. Creo que en este momento de mi carrera no existe ninguna canción que no pueda hacer.”
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