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  • Foto del escritorLucía Montalbán

THE LAST OF US: Sin ti yo no, versión apocalíptica

La breve historia de amor de The Last of Us que ha conquistado a la audiencia.

HBO MAX

Una especie de fiebre colectiva se ha originado este mes de enero alrededor de The Last of Us, una de las últimas aventuras con la que se atreve la plataforma HBO. Se trata de una serie de televisión que se estrenó el día 16 de enero y, cada domingo emite un nuevo episodio. Es una adaptación del video juego original también llamado The Last of Us, que salió al mercado en el año 2013 para PlayStation 3.


Curiosamente, el argumento de la producción ha resultado estar bastante relacionado con el efecto que está teniendo este fenómeno en la audiencia. Un escenario situado en el presente, distinto a todo lo que conocemos porque, en 2003, una especie de hongo desarrolla la capacidad de sobrevivir en humanos. Por tanto, los infectados dejan de ser personas para convertirse en una ramificación más de la, ahora inagotable, vida de este hongo. Por supuesto, algunas personas aún no se han contagiado; este es el caso de nuestros protagonistas, pero también de los secundarios, que aparecen y desaparecen en el tercer capítulo de la serie. ¡¡Alerta spoiler!! En la última entrega nos muestran, en escasos minutos, la historia de amor entre Bill y Frank. Incuestionablemente, Bill es un verdadero integrado en el apocalipsis, algo que volaría la cabeza de Eco. Por su parte, Frank nunca termina de asumir que debe vivir rodeado de armas, trampas, vallas electrificadas, algunas plantas y temiendo que suenen en la radio canciones de los años 80 porque eso significa: problemas.

HBO MAX

Más temprano que tarde, los problemas alcanzarán a esta pareja, a pesar de toda la protección que les rodea. Irremediablemente, ambos envejecen y la enfermedad de Frank está muy avanzada. Por esto, le pide a Bill que ese sea su último día. Ya no esperaba tener días buenos. Bill acepta, pero decide que será su último día también. Por consiguiente, Bill deja una carta de despedida en la que confiesa que se alegró de que llegara el apocalipsis y murieran millones de personas, ya que odiaba a todo el mundo. Sin embargo, cuenta que cuando llegó Frank al aislamiento que era su vida, encontró la felicidad cuidándolo. También el miedo, que rara vez se aleja de la dicha. Lúcidamente, Bill escribió una carta que, probablemente, nadie iba a leer nunca, con apuro porque su amor no pereciera.

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