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  • Foto del escritorRedacción Folie

¿BALENCIAGA is back? La colección FW23 lo atestigua

Tras haber sido Balenciaga una de las marcas laureadas en los últimos ocho años, el declive llegó tras la controversia de una campaña que une el BDSM y los niños. Ahora quiere volver a la gloria con un nuevo desfile que presenta la colección FW23.

Muchos creyeron que el desfile tendría lugar en un salón íntimo, quizás en algún lugar recóndito de una boutique de Balenciaga. Sin embargo, tal espectáculo tuvo lugar en un centro comercial, concretamente el Carrousel Du Louvre, situado bajo el emblemático monumento.


Tras haber dejado atrás el barro o la bolsa de Nueva York, la sencillez se cernió sobre Balenciaga, no estaba el horno para grandes artificios. La pasarela era una suave alfombra color crema, mientras que los asientos eran sillas apilables negras. Demna declaró a Vogue en una entrevista reciente que su atención se centraba de nuevo en la ropa. Y así fue.


El diseñador explicó que había vuelto "instintivamente" a sentarse frente a una máquina de coser y a confeccionar ropa. "Me recordó una vez más su increíble poder para hacerme sentir feliz y expresarme de verdad", escribió en las notas del desfile. "Por eso para mí la moda ya no puede verse como un entretenimiento, sino como el arte de hacer ropa".


Ha vuelto a la sencillez de algunas de sus primeras colecciones. No había salpicaduras de barro, ni dobladillos andrajosos y destrozados, ni logotipos gigantes. Sin embargo, pudimos ver abrigos sastre sobredimensionados, con hombros gigantescos que se tragaban a las modelos, así como los pantalones de pierna ancha y las americanas atemporales, todo ello en una paleta de negro, antes de dar paso a las chaquetas vaqueras azul tinta y a los vaqueros holgados que llegaban hasta el suelo.

Pronto se introdujo más color, y Demna reimaginó sus afilados vestidos con hombros de pagoda, con pliegues que caían en cascada desde la cintura y se arremolinaban alrededor de las piernas, esta vez en tonos florales apagados y estampados abstractos. Las sudaderas con capucha se transformaron en prendas formales. El desfile se cerró con una serie de vestidos de gala listos para la alfombra roja, repletos de cristales y abalorios, que se asemejaban más a su línea de alta costura que a lo que hemos visto recientemente. Un a vuelta de tuerca para hacer olvidar una mala época.


Como explicó Demna ha sido un período difícil de reflexión y el desfile fue un claro reflejo de ello. Dejando atrás tanta subversión y fijándose en lo realmente importante, la ropa.

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