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Foto del escritorPablo Aragón Blanco

CARTA DEL DIRECTOR: Lo que no nos han contado

Cuando iba al colegio nunca nadie me habló de todos aquellos activistas que nos hicieron la vida más fácil a sus sucesores. Nos enseñaron los grados de angulación de un triángulo isósceles o los precursores de la primera república española. Quizás incluso algunos aún recordamos al superhombre de Nietzsche, pero eso es harina de otro costal.

Me preguntó si mi maltrecho cerebro ha recordado cualquiera de estos conceptos con algún fin específico, pero lo que tengo más que claro es que nadie nos enseñó durante todos aquellos años en la gran asignatura llamada vida. Quedó en pendiente el que nos hablasen de sexualidad, de los entresijos de la primera relación sexual consentida y del imprescindible uso del preservativo. Nadie quiso remarcar los avances sociales en materia de igualdad ni recalcaron quiénes fueron las mujeres que abrieron el camino. En el olvido de los libros de texto Martin Luther King y su discurso “I have a dream” o las revueltas de Stonewall. Nos perdimos en la historia de unos pocos, en fórmulas químicas y en otros quehaceres que a día de hoy carecen de uso. Materia gris que se deshizo en lo que yo considero la nimiedad.

 

Entiéndame bien que no estoy en contra de la cultura general, pero creo que tras una semana donde he visto la película "My Policeman" y he descubierto "Fellow Travellers", mis perspectivas han cambiado. Ha sido pura casualidad este alarde de cultura LGTBIQ+ actual. Pero a la vez, ha sido una enseñanza continuada de agradecimiento a los derechos adquiridos con muchas lágrimas y sangre de más. Ha sido un recordatorio de lo que otros sufrieron para que hoy podamos salir a la calle sin temor a ser vistos y perseguidos.

 

Todavía recuerdo mi adolescencia y me vienen a la cabeza todas aquellas frases manidas de que la sociedad no está hecha para los débiles y que debería demostrar lo hombre que era (sin aspavientos ni comportamientos afeminados). Tan solo me gustaría decirles a todas aquellas personas lo equivocadas que estaban. Pero aún siento el miedo que sintieron mis predecesores. Miedo a que el retroceso y la involución vuelvan a nuestras calles con fusil en mano.

 

Trato de entender por qué las nuevas generaciones (con el camino más allanado) siguen sin tener las herramientas clave de preparación al mundo exterior. La urna de cristal en la que se ven encerrados desaparece con la mayoría de edad y el mundo es frío y gris. Nadie nos lo ha contado. Nadie nos ha hablado de los miedos y de los anhelos.

 

 

 

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