Fely Campo nos ha deleitado una vez más.
La marca Fely Campo surge en la ciudad de Salamanca en 1997 de la mano de la propia diseñadora. Fue a los 13 años de edad cuando Campos se dió cuenta de lo que de verdad quería hacer el resto de su vida, y eso le ayudó a llegar hasta donde hoy está. Además, a la artista no le hizo falta seguir ningún tipo de estudios para comenzar a comercializar con sus diseños desde muy joven. A partir del año 2003 es cuando su expansión internacional comienza a crecer, llegando a tener casi 200 puntos de venta.
Esta vez, la diseñadora ha logrado trasladar al público a un ambiente mucho más oriental y además literalmente. Nada más entrar en el espacio de la pasarela, en los asientos se encontraban unos folletos que se abrían en forma de acordeón el cual contaba una vieja historia de una emperatriz china: ‘‘Según cuenta la tradición, en s. XXVII a.C la Emperatriz Lei Zu, esposa del consorte del Emperador Amarillo se encontraba bebiendo té bajo la sombra de un árbol de morera’’. La impresión seguía relatando cómo de ese árbol caía un capullo sobre su taza e intentando deshacerse de él comenzó a observar como los filamentos se desprendían poco a pico. Al ver que el capullo se desveló en un fino hilo brillante, la Emperatriz se aventuró en tejer y de ahí nació la seda de morera.
El concepto tras la colección nace de la leyenda anteriormente contada, y es que "LEI ZU" nos traslada a la primera Ruta de la Seda en el siglo II A.C que unió Oriente y Occidente, y nos revela la gran relevancia que tuvo y siguen teniendo los intercambios culturales y comerciales. La diseñadora se adentra en la actualidad de esta ruta, que abre nuevos caminos y oportunidades.
Algunos chicos de la organización estuvieron aproximadamente una hora frotando el suelo de la pasarela hasta abrillantarlo. La forma de este era curvada e iba haciendo el mismo movimiento que el de una serpiente, algo que nos recordó mucho al trazo de un pincel. No obstante, todo nos quedó mucho más claro cuando en el folleto pudimos ver que ese mismo trazo y esa misma forma se plasmaron en la contraportada.
Seis looks en total salieron nada más comenzar el show de golpe y ante lo que parecía el paisaje de un anochecer que quedaba muy bien en los móviles de todo el público presente. Los trajes eran dignos de pertenecer a la alta elegancia, los materiales eran tan delicados que daba miedo acercarse a ellos, y el concepto tras la colección era más que evidente. Un vestido recto que acababa en una falda abullonada con un motivo floral típico japonés dio el comienzo.
El resto de looks después del primero fueron igual de limpios e impecables, lo único que cambiaba era la paleta de colores y las formas en las siluetas. Hubo algunas propuestas compuestas por dos piezas que alcanzaban el mismo nivel de calidad que los vestidos. Tops oversized de lentejuelas brillantes y faldas con volúmenes que manifestaban una artesanía llena de precisión y pura perfección. El tejido principal de la colección fue la seda china que la propia diseñadora fue a recoger para esta colección en concreto. Se presentaron piezas satinadas que parecían pijamas y kimonos típicos japoneses, vestidos con grandes volúmenes en el escote, algunas transparencias y los estampados florales no cesaron.
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