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SCHIAPARELLI SS25 es HAUTE COUTURE con mayúsculas

Foto del escritor: Redacción FolieRedacción Folie

La colección Schiaparelli SS25 se alza como un portal entre dimensiones, un viaje intempestivo bajo el nombre de Ícaro. En la pasarela, figuras como Angelina Kendall, Alex Consani y Kendall Jenner parecen trascender el tiempo, mientras el Petit Palais se convierte en un refugio donde la historia se desdibuja y se renueva.

 


Inspirada en la figura mitológica de Ícaro, el joven que desafió el sol con alas de cera, esta colección se sumerge en lo onírico y lo imposible. Cada prenda es un susurro al pasado, un poema bordado en el presente. Blazers oversize adornados a mano, como si fueran fragmentos de un sueño antiguo; vestidos de un solo brazo que se despliegan en ondas de seda, evocando un movimiento etéreo, casi astral; y vestidos de satén cuir, donde la suavidad se fusiona con la dureza del cuero, creando una contradicción fascinante.

 

El diseñador estadounidense, sumido en su exploración del tiempo, nos invita a adentrarnos en su obsesión por las épocas que lo cautivan. Como él mismo explica en las notas del desfile, las siluetas se nutren de diversas influencias del siglo pasado, como un collage de memorias que se entrelazan. Faldas columna cortadas al bies, recordando la audacia de los años 90; las formas sinuosas del art déco de los años 20, como si el arte y la arquitectura se fundieran en la tela; y las faldas de línea A de los años 50, un tributo a la elegancia atemporal. Y, como toque final, Roseberry sumerge plumas en glicerina, otorgándoles un resplandor delicado, como un eco de los años 30 que nunca se desvanece.

 

Este desfile no es solo un despliegue de moda, sino una reflexión profunda sobre el paso del tiempo, un homenaje a la capacidad de lo efímero de perpetuarse en la memoria y la forma.

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