Simorra ha sido una de las primeras marcas en incorporar a la presentación de su nueva colección SS25 una performance que nos ha deleitado a todos los presentes. El primer día de la Mercedes-Benz Fashion Week ha sido todo un espectáculo, y Simorra ha hecho parte de él.
‘‘El vacío nos inquieta, nos incomodan los silencios, las pausas, las palabras no dichas… Pero es únicamente en la ausencia de ruido donde nace la magia de la creatividad más personal y de la reflexión propia’’. Así nos presentaba Simorra su nueva colección Spring Summer 2025 en una carta minimalista que se repartían a los invitados nada más entrar a la pasarela.
Siendo Simorra la única marca en explicarnos tan detalladamente su concepto hasta el momento, es importante que la contextualicemos para entender su nueva propuesta. Javier Simorra ya fue el encargado de traer a la industria de la moda una nueva marca llamada Simorra en 1978. El fundador aprendió los pasos de un padre modisto, tradicional en su técnica y barcelonés. En 2016 la firma pasó a manos de la familia Dimas, la cual ya contaba con una larga trayectoria en el sector textil. A pesar de que el trabajo de Simorra se centraba en actualizar los códigos de la marca, los Dimas sucedieron la firma con algo similar. El ‘nuevo’ Simorra anticipa el material del tejido sobre el diseño, convirtiendo cada pieza en auténticas obras de arte.
En esta ocasión no podía ser menos, y además el desfile ha venido acompañado de una performance totalmente acorde al concepto. El público que se sentó más arriba se peleaba por un hueco en los asientos cercanos a la pasarela, incluyendo el ‘‘front row’’. Los invitados ‘‘estrella’’ fueron situados en medio de la pasarela, donde una multitud de cubos rectangulares servían de asiento. ‘‘Existe MA entre personas, entre momentos y espacios’’, pero esta vez los espacios no necesitaban ser cubiertos.
Las modelos comenzaron a salir de los laterales para ocultarse tras unas láminas enormes, lo cual permitía ver los movimientos de sus sombras. Desde el principio, la colección celebraba la belleza del espacio vacío. Los primeros loos se presentaron en blanco y se destacaron por la ligereza de sus texturas plisadas en los tejidos. A pesar de ello, la diseñadora supo arriesgar incorporando algunas tipologías de prendas contraproducentes como una chaqueta oversize con bolsillos. El negro fue otro de los siguiente sprotagoinistas, que al igual que el blanco, este se daba a conocer mediante diferentes texturas: organzas transparentes, lentejuelas, satén, etc… Pero la verdadera paleta de color que culminó no salió hasta el octavo look, que irrumpía en la pasarela con un rojo hipnotizante. Pudimos ver muchos colores pastel como el verde sobre tejidos de plissé y texturas de nido de abeja.
Otra de las cosas que también captó nuestra atención fue la experimentación con los tejidos dando como resultados algunas texturas deconstruidas, con hilos que colgaban de las prendas. Sin embargo, esto supo amoldarse al característico estilo sofisticado de Simorra.
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