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  • Foto del escritorRedacción Folie

¿Entendemos la campaña a favor de la cirugía estética de JOE JONAS?

Aunque el mensaje está más que claro, lo subliminal de este es el que ha hecho que pongamos pies en polvorosa y que analicemos detalladamente hasta donde llegan las palabras del popular cantante e icono de masas.

El lenguaje del anuncio quiere mostrar la positividad corporal hasta el miedo extremo a envejecer, poniendo de manifiesto el nivel de daño que hace la cultura de la belleza llevada al extremo.


Titulada Beauty On Your Terms, podemos ver como Joe Jonas se tumba en la cama. Y pregunta: "¿Quién quiere despertarse con el aspecto de otra persona?". Se responde así mismo con una energía vital que ya quisiésemos muchos un "¡Yo no!". Acto seguido el cantante se levanta y comienza a caminar por una casa iluminada por el sol. "No hay una sola manera de definir la belleza…Con una toxina inteligente como Xeomin…".


De esta manera promueve la compra de Xeomin, un inyectable cosmético que suaviza las líneas finas y las arrugas, similar a Botox. El vídeo de la campaña va acompañado de una entrevista con la revista People. En ella, Joe Jonas, de 33 años, profundiza en su "viaje antienvejecimiento" y comparte cómo parte de envejecer es sentirse más cómodo en nuestra piel. Quiere romper el estigma de los hombres que se inyectan "para suavizar algunas de esas líneas de expresión y arrugas que vienen con la edad. Podemos ser abiertos y honestos al respecto, tener confianza y no rehuir decir nuestra verdad", explica.

GETTY IMAGES

Todo apunta a que declaraciones como estas están haciendo crecer como la espuma el uso de este tipo de inyectables para verse siempre “joven”. Está claro que el estigma que hay que romper no es el de los hombres que se inyectan, sino el del envejecimiento. El estigma que significa que si tienes un par de líneas de expresión a la edad de 34 años no puedes tener confianza y vas a necesitar de una ayudita extra.


Pero… ¿A quién culpamos? ¿a Joe Jonas? ¿a las farmacéuticas? ¿a la sociedad de consumo? ¿a nosotros mismos? Pues a todos y a ninguno. La culpa es un elemento motor que nos tiene que servir para cambiar lo que no nos gusta. En este caso, la cultura de la belleza artificial.

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