Anthony Vaccarello no ha conseguido sorprendernos con su nueva colección de Saint Laurent. El minimalismo y el cuero no han dejado de inundar la pasarela. Por eso mismo, las ovaciones se han quedado en casa para el siguiente desfile.
El telón de fondo era la propia Torre Eiffel, el mayor emblema de nuestro país vecino. En los Jardines del Trocadero y la Fuente de Varsovia se podía vislumbrar la belleza del lugar. Había algo mágico en el entorno que nos invitaba a estar atentos. Si a todo eso le añadimos que la música de orquesta resonaba mientras las modelos subían los escalones de mármol, teníamos el desfile soñado.
Pero había algo que fallaba. No vimos nada nuevo en el horizonte. Chaquetas de cuero en repetición, vestidos con capucha, hombros exagerados y mucha sofisticación, pero nada nuevo. Esta colección la podríamos haber visto el año pasado o en 2011.
Por segunda temporada consecutiva, el diseñador dedicó su colección de Saint Laurent a las siluetas hasta el suelo, combinando lánguidos vestidos columna con abrigos de hombros anchos con dobladillos que barrían la superficie de su pasarela de baldosas frente a la Torre Eiffel. La temporada pasada fue muy dramática -todo en blanco y negro- y esta temporada quería continuar con esa idea para una mujer realmente "vestida"", dijo durante un avance. "Creo que me faltaba esa mega, súper elegancia de la casa". Sin embargo, la elegancia venía en clave retro. Vaccarello dijo sobre sus esculturales abrigos que "Me gustaba la idea de que fueran súper estructurados y muy delgados", dijo. “Puede que hagan referencia a los años 80, pero se sienten igual de relevantes para la vestimenta contemporánea”.
Los más ávidos dirán que es la quinta esencia de la marca y que no podemos buscar extravagancias en el misticismo, suspense y glamour de Saint Laurent, pero si me preguntan, el craso error de la maison es simple: Te deja indiferente.
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